Aunque todos conocemos al escritor Arthur Conan Doyle por crear a Sherlock Holmes, la verdad es que fue una persona bastante alejada de aquel personaje. Se interesó muchísimo por el tema paranormal y fue víctima de muchos engaños. Al pobre lo podían engañar hasta unas niñas que jugaban inocentemente con su cámara de fotos y unos dibujos recortados que parecen hadas.
Hadas en el jardín
Un amigo de Conan Doyle le contó, en mayo de 1920, que unas niñas habían tomado fotografías reales de hadas y gnomos. Sus fuentes eran respetables y rápidamente se interesó en el tema. Recibió dos copias de unas fotografías donde aparecen unas niñas posando junto a lo que parecen ser las hadas y gnomos prometidos.
En la primera una niña de 10 años, Frances Griffiths, está en compañía de cuatro hadas: 3 de ellas bailando con alas y una de ellas tocando una flauta. Supuestamente la tomó su prima Elsie Wright, de 16 años.

La prima Elsie es la que aparece en la segunda fotografía, esta vez acompañada de lo que parece ser un gnomo.

Puede que en aquella época fuera más fácil engañar a la gente con unos trucos fotográficos, o que tras los horrores de la guerra mundial la gente necesitara creer en algo mágico que le sacara de la realidad. Pero se ve claramente que sólo son niñas jugando con unos recortables. Y ni siquiera son fotografías sino dibujos.
A Sherlock Holmes no se le puede engañar jamás
Al bueno de Doyle le parecieron una prueba irrefutable de la existencia de estos seres. Y en aquella época nadie le llevaba la contraria al escritor. Era todo un sir y, además, si había sido capaz de crear a un personaje tan inteligente como Sherlock Holmes, significaba que él mismo debía ser incluso más listo que el personaje. Sin embargo fue el más inocente de todo el Reino Unido y muchos se aprovecharon de su fama de infalible para crear más fraudes paranormales.
Pidió nuevas pruebas y las niñas le hicieron nuevas fotos…


Seguían siendo claramente dibujos, pero Doyle siguió emocionado con el tema y lo defendió incansablemente hasta el final de sus días. Consultó a expertos, entrevistó a las niñas hizo mil y una pruebas y todo le parecía que confirmaba cada vez más la autenticidad de las fotos. Muchos de sus argumentos eran del tipo «¿cómo iban a hacer eso unas simples niñas?» y poco más. Por alguna razón pasaron por alto como irrelevante que el padre de Elsie tenía un estudio fotográfico y ella era su aprendiz.
Los técnicos que consultó debían ser bastante malos o desechó rápidamente a aquellos que no le seguían la corriente porque cualquiera habría descubierto el fraude. Como detalle técnico, con aquellas cámaras antiguas había que estar bastante quieto para que salieran bien. Sin embargo, las hadas y gnomos, aunque están bailando o volando, aparecen nítidos, como si estuvieran congelados. Mira por ejemplo el contraste de la imagen 3, la niña se mueve sólo un poco y sale desenfocada, el hada está volando, moviendo sus alas y bailando y si embargo aparece totalmente enfocada…
Un juego de niños
Aunque no te lo creas, la creencia de que todas estas eran auténticas fotografías de hadas logró perdurar hasta finales de los 70. El ilusionista James Randi, que se ha dedicado gran parte de su vida a desvelar fraudes paranormales, demostró que eran fotografías falsas y enseñó el libro del cual las niñas habían recortado los dibujos: «Princess Mary’s Gift Book.»


En el siguiente vídeo puedes ver a James Randi hablando sobre este tema y como, en 1983, la propia Elsie Wright confirmó que eran simples recortes y muñecos. Cuenta que al principio fue sólo un juego entre ellas, experimentando con fotografías y recortes de un libro de poemas. Añadieron unas alas para que parecieran unas hadas. Ellas sólo querían tener su foto con criaturas fantásticas para jugar. Cuenta Elsie que vieron tan ilusionado al señor Doyle que no quisieron romperle el corazón.
Aún hoy suelen salir en algunos sitios estas fotografías como pruebas irrefutables de la existencia de hadas, gnomos y demás seres de cuentos.