Parar, mirar y seguir: Reflexiones al borde del cambio

Hay momentos en la vida, o simplemente en la carrera profesional, en que necesitas parar un segundo. Miras alrededor y te preguntas: «¿Dónde estoy exactamente? ¿Hacia dónde quiero ir?».

Últimamente me encuentro en uno de esos momentos. No por nostalgia, tampoco porque me sienta perdido. Al contrario, veo con nitidez que el suelo se está moviendo bajo nuestros pies. Y eso, más que asustarme, me motiva.

Siento que todo lo que he aprendido en más de 25 años diseñando productos digitales no es un peso muerto. Es justo la mochila que necesito para moverme en este futuro que se está abriendo. Un futuro que no esperábamos de esta forma.

Una perspectiva desde primera línea

Hoy es 20 de abril y cumplo 51 años. Llevo más de dos décadas saltando de una ola tecnológica a otra. Empecé con el diseño gráfico, luego me di cuenta que lo que me interesaba era lo interactivo: diseño de webs, apps, experiencias de usuario… llámalo como quieras, porque cada pocos meses nos cambiamos el título. Pero a lo que me he dedicado es a diseñar productos digitales completos centrándome sobre todo en crear sistemas de diseño y experiencias de usuario.

Siempre he intentado estar donde se cocían las cosas interesantes. De ahí que saliera de Sevilla. Me fui a Málaga, a Madrid, a Barcelona… allí estaban las grandes agencias, se respiraba cambio, había oportunidades. No era cosa de esperar sentado; había que salir a buscarlas.

¿Y cómo me fue? Bien, sin duda. He trabajado en proyectos muy potentes para marcas internacionales. He vivido el desafío, el vértigo, el estrés… Y con el tiempo aprendí algo clave: la ambición está bien, pero tu bienestar personal es igual de importante. Así que, cuando el teletrabajo se hizo fuerte, aproveché para volver a Sevilla. Quería seguir creciendo desde un sitio más amable, donde trabajar y vivir bien fueran de la mano.

Durante todos estos años, sin saberlo, he estado en primera línea de algo que está resultando ser mucho más significativo de lo que pensaba.

Mi trabajo siempre ha sido estudiar cómo las personas interactúan con los sistemas digitales, qué patrones funcionan y cuáles fallan. He pasado décadas observando comportamientos, analizando datos de uso, diseñando experiencias que generen hábitos. He sido testigo directo de cómo las plataformas digitales han ido entendiendo cada vez mejor a las personas.

Y ahora, viendo cómo se desarrolla la revolución de la Inteligencia Artificial, me doy cuenta de que he estado observando de cerca muchos de los patrones que ahora cobran un nuevo sentido.

Lo que veo desde aquí

La tecnología actual está transformando profundamente cómo trabajamos, cómo nos conectamos, cómo tomamos decisiones… a una velocidad muy diferente a lo que habíamos experimentado antes.

Es un cambio cultural y psicológico que nos afecta a todos. A veces desconcierta, pero también abre una puerta enorme: la oportunidad de repensar qué significa crear experiencias humanas ahora, en un mundo lleno de sistemas «inteligentes».

Yo no quiero ni resistirme al cambio ni abrazarlo sin más. Prefiero intentar entenderlo bien, ver qué oportunidades reales trae y qué riesgos escondidos tiene.

Y desde mi experiencia particular, empiezo a ver conexiones que quizás no son evidentes desde otras perspectivas. Patrones que se repiten. Dinámicas que reconozco. Consecuencias que intuyo porque he visto algo parecido antes, a menor escala.

Porque al final, detrás de cada algoritmo hay decisiones de diseño. Y esas decisiones van a definir si esta transformación nos hace más humanos o menos. Los que hemos estado años tomando esas decisiones tenemos una perspectiva particular que puede aportar algo valioso a esta conversación.

Un cuaderno de viaje compartido

Este blog no es un escaparate de proyectos ni un catálogo de soluciones. Es más bien un cuaderno de viaje, un espacio donde ir pensando en voz alta sobre esta transformación que estamos viviendo. Sin respuestas cerradas, sin fórmulas mágicas.

Pero sí con una perspectiva específica, la de alguien que ha estado años diseñando la relación entre personas y sistemas digitales… justo en el momento en que esa relación está cambiando para siempre.

¿Qué pasa con nuestras habilidades cuando las máquinas hacen cada vez más cosas? ¿Cómo diseñamos si nuestro usuario final puede ser un algoritmo? ¿Qué dilemas éticos surgen cuando la tecnología media en todo? ¿Son peligrosos los sistemas que nos conocen tan bien?

No tengo todas las respuestas, ni mucho menos. Pero sí tengo la sensación de que mi experiencia particular me está permitiendo ver algunos aspectos de esta transformación desde un ángulo diferente. Y me da curiosidad explorar esas intuiciones, contrastarlas, desarrollarlas.

Si te interesa acompañarme en ese proceso, si tú también sientes que necesitas entender mejor lo que está pasando, quizás podamos aprender algo juntos. Estarás viendo cómo se construye una idea desde el principio.

Tengo curiosidad por ver adónde nos lleva esta exploración.

Comparte este contenido
URL para compartir
Siguiente post

Candy crush y el sesgo del superviviente

Post recomendados